Cooperació Pau i Drets Humans

Reinventando la cooperación al desarrollo?

La controversia en torno a la idea de la ayuda al desarrollo para mejorar la vida de las personas en los países económicamente pobres enfrenta diferentes teorías en el campo de la política internacional. En este respecto el filósofo Dareck Parfit identifica tres principales de teorías que ha calificado como las teorías hedonistas, las teorías del cumplimiento del deseo y las teorías de listas objetivas. Para Parfit, las teorías de cumplimiento del deseo que buscan a satisfacer el deseo de las personas no son plausibles puesto que crean una adicción y, por lo tanto, deben ser rechazadas. Por otro lado, Parfit piensa que, para ayudar a mejorar la vida de las personas, no es suficiente proporcionándoles recursos, tampoco es basta para con pretender ayudarles a aumentar su felicidad, algo que buscan los hedonistas. Se les debe dar autonomía e involucrarlos en actividades que den valor y dignidad a sus vidas. En esta línea, asumo que la Ayuda debe promover la independencia económica de las personas beneficiarias. Esta propuesta encuentra su justificación moral en la teoría de la justicia social, principalmente en la idea de distribución de bienes primarios como la salud, la educación, los alimentos etc.

Las personas que viven en una situación de pobreza o que padecen une desventaja o discriminación por su condición de género, raza o religión a menudo son penalizadas e incluso privadas de bienes primarios. La corrección de esta injusticia requiere la cooperación entre los Estados a nivel mundial. Sin embargo, hay que señalar que la Ayuda al desarrollo ha recibido muchas críticas en las últimas décadas debido al carácter paternalista y la consecuente dependencia que crea. Dambisa Moyo es una de las voces más críticas contra este modelo de Ayuda. Para Moyo, este modelo de Ayuda es un negocio encubierto, promovido por un capital financiero y una supuesta filantropía que utiliza instituciones internacionales y redes corruptas para especular con la pobreza. Es una noción de ayuda que crea una dependencia al mismo tiempo que mueve beneficios suculentos para los donantes. Moyo señala que la ayuda para el desarrollo ha fracasado debido, en parte, a la falta de responsabilidad y transparencia, altruismo y la falta de enfoque en los problemas prioritarios de los beneficiarios.

Hoy, no obstante, existe un gran reclamo para una ayuda que tenga en cuenta los valores fundamentales del respecto, la igualdad, la conservación del medio ambiente y la implicación de las personas receptoras. Ese es el modelo que algunos entes locales de Catalunya como el ayuntamiento de Avià y la ONG senegalesa FASSULO fundada por exclusivamente por inmigrantes senegaleses procedentes de la localidad de Fode-kunda, en el sureste de Senegal. En 2017, el consistorio decidió acompañar la ONG senegalesa a desarrollar, a través de las energías renovables un basado en el empoderamiento femenino, fijando las mujeres como motor de cambio y de progreso de su comunidad. De hecho, Fassulo lleva 10 años promoviendo iniciativas en zonas rurales de la zona de Fodekunda, entre las que un centro de atención primaria, un centro de procesamiento de cereales y el desarrollo de una campaña de escolarización de niñas. Ahora, además, está poniendo en marcha una red de cooperativas agrícolas rurales que aporten valor añadido en el uso de la energía solar fotovoltaica, con el fin de promover el desarrollo local sostenible.

Según Saiba Bayo, fundador y director de Fassulo, este último punto puede conllevar la dinamización del sector agrícola y, de rebote, el incremento de las rentas per cápita, el poder adquisitivo, la diversificación de la producción y las oportunidades de consumo de la población rural. Este proyecto, además, se basa en el empoderamiento femenino, fijando las mujeres como motor de cambio y de progreso en la comunidad y la estructura familiar. Por otra parte, con este proyecto Fassulo también implica los entes públicos en el acompañamiento y la electrificación de los edificios públicos, como dispensarios, hospitales y escuelas con uso de energías renovables. Un hecho, considera el Ayuntamiento de Avià, que de la mano de las políticas de energías renovables que está llevando a cabo también en el pueblo Berguedà y que, por tanto merece el apoyo municipal.

El desarrollo del sector agrícola es una de las principales preocupaciones del gobierno de Senegal, que basa muchas esperanzas sobre este sector. Convencidos de que es a través del desarrollo de la agricultura que se podrá sentar buenas bases de las políticas de desarrollo local y nacional, endógeno y sostenible. Además, La agricultura ocupa un lugar prominente en la vida socioeconómica de Senegal. La población rural activa es de 3.081.000 y representa el 73,7% de la población activa estimada en 4.180.000 personas  (datos de 2000). El sector primario ha contribuido, durante el período 1990-1995, al 20,8% en el producto interno bruto (PIB), incluyendo 10,6 para agricultura, 7,6% para el ganado, 2,1% para la pesca y 0,5 para el bosque. En última instancia, el desarrollo de la agricultura puede contribuir significativamente a la mejora de la calidad de vida y el bienestar de las poblaciones. Por otro lado, la agricultura en Senegal es principalmente secano y de temporada, como lo demuestra la fuerte fluctuación de producciones en la última década. En la gran mayoría, los productores agrícolas son pequeños agricultores, que cultivan la tierra en sistemas tradicionales de tenencia y la práctica de rotaciones de cultivos tradicionales.

La apuesta de Avià y Fassulo basada en el consumo de energía solar para catalizar el desarrollo local se centra en la realidad del país y del entorno rural, poniendo el foco sobre el futuro, la autonomía y la preservación de medioambiente. El sol inunda el territorio senegalés de 394 millones de kWh o incluso 33.83 millones de TEP (toneladas equivalentes de petróleo). Esta energía es equivalente a 15 millones de veces el consumo total del país (datos del SIE 2006). Dakar la capital senegalesa recibe casi dos veces más luz solar que Marid, cuando un Senegal consumo 20 veces menos energía que un español. El consumo medio de energía de un senegalés es de 210 kWh / año (SIE Senegal 2007). En teoría, un sistema fotovoltaico de 150W por persona sería suficiente para cubrir todas las necesidades energéticas de la población del país.

 
Saiba Bayo
Director de Fassulo